“No hay manera de que EEUU se desacople de Europa”, ha sentenciado el Vicepresidente de Análisis de Desarrollo de Negocios Internacionales Corporativos de Lockheed Martin, Raymond Piselli, en la exhibición de defensa Feindef, que arrancó el lunes en Madrid. La frase resume la visión global del sector que defiende la compañía estadounidense, la mayor empresa de defensa del mundo y contratista principal del programa de avión de combate de quinta generación F-35. Piselli se ha visto obligado a referirse a las políticas del nuevo presidente de su país, Donald Trump, que han azuzado en los últimos meses a los tradicionales aliados europeos para gastar más en defensa. A lo que estos han respondido con el renovado enfoque de hacerlo con la mayor autonomía posible, alejados por tanto de la hegemonía tecnológica e industrial estadounidense.
Sin embargo, el objetivo de reducir al mínimo la dependencia de EEUU sigue apareciendo como una meta lejana. En esta impresión han coincidido el consejero delegado (CEO) de Eurofighter, Jorge Tamarit, y el director Ejecutivo de la Unidad de Negocio de Defensa de ITP Aero, Álvaro Santodomingo, que han compartido con Piselli mesa redonda, bajo el título El crecimiento de la inversión en defensa: desafíos, prioridades y retornos estratégicos.
“Europa tampoco tiene forma de vivir sin Estados Unidos”, ha apostillado Tamarit, al frente del mayor programa de defensa de la historia del viejo continente. “Esa alianza transatlántica va a seguir existiendo”, ha añadido, antes de apuntar que la disputa en torno a los aranceles emprendida por Trump no es tanto una amenaza “como una llamada de atención”, que además “resultaba necesaria”, dado que ha servido para despertar a Europa sobre la necesidad de procurarse su defensa. “Algún día le daremos a Trump el pin al mejor vendedor de Eurofighter”, ha añadido con ironía.
“Esa necesidad de que Europa invierta en sí misma, en su defensa, es bueno”, ha abundado Piselli, que confía en que en la próxima cumbre de la OTAN, que tendrá lugar el mes que viene en La Haya, traerá muchos titulares. “Esta es una sacudida que era muy necesaria”.
Aliarse con compañías líderes
Sobre el peligro para su empresa, Lockheed Martin, de que ese despertar europeo reduzca sus negocios en el viejo continente, el vicepresidente del gigante norteamericano ha esgrimido la necesidad de seguir colaborando entre empresas de ambos lados del Atlántico para continuar con unos desarrollos particularmente complejos de implementar. “Muchos países dicen que quieren hacer helicópteros, y no dicen que quieren adiestrar a su gente para hacer helicópteros, quieren hacerlo ya", lo que no resulta viable a corto. “Una colaboración a más largo plazo va a dar mejores resultados”, ha añadido, en referencia a las ventajas mutuas de aliarse con compañías de la entidad de la suya, que también “invierten en local, con el Gobierno” de otros países.
Piselli lo ha ejemplificado con la colaboración existente entre Lockheed Martin y la constructora naval española Navantia para desarrollar un sistema de combate que también busca exportarse a varios países. “No podemos verlo solo como España, hay que mirarlo a nivel global”, lo que incluye tener en cuenta “el trabajo que se desarrolla en EEUU”. Se trata “de ser parte de nuestro sistema de suministro”. Es el caso, también, del proyecto existente con otra compañía española, GMV, con la que Lockheed mantiene un acuerdo de “200 millones en activos” que no es para España, sino para Australia, acerca de un sistema para mejorar las señales de posicionamiento y navegación. De esta manera se avanza en la industria y la tecnología en España, ha incidido durante el coloquio moderado por el presidente de la Asociación de Periodistas de Defensa, Miguel Ángel de la Cruz.
“Necesitamos colaboraciones”
“A veces confundimos soberanía nacional y soberanía tecnológica. Hay plataformas militares que cuestan mucho y necesitamos colaboraciones”, ha apuntado en la misma línea Santadomingo, de ITP Aero, empresa que nació para el desarrollo del motor del Eurofighter. Al tiempo que existen plataformas europeas, también hay productos necesarios del extranjero, a su entender, y de ahí igualmente debe extraerse un retorno industrial para España.
El propio responsable de la empresa que fabrica el Eurofighter, Jorge Tamarit, ha evidenciado que el F-35 es un desarrollo que todavía no ha alcanzado la industria europea. “Es una bestia, vamos por detrás obviamente”, aunque ha aclarado que estos programas tienen más implicaciones que el propio valor de la plataforma, para referirse al componente político, por ejemplo. En este punto a aludido a las relaciones que un proyecto así permite establecer entre países, como ocurre con los británicos y su alianza con Arabia Saudí gracias al desarrollo europeo.
“El 25% de los aviones se construye en Europa”
El alto ejecutivo de Lockheed Martin ha destacado sobre el programa estrella de su compañía (el F-35 es el mayor proyecto militar de la historia) que “el 25% de los aviones se construyen en Europa, tenemos una fábrica de ensamblaje en Italia y una veintena de países en Europa en el F-35”, ha afirmado Piselli, en alusión a la fábrica trasalpina de Cameri (al este de Milán), que su empresa comparte con la italiana Leonardo para ensamblar F-35. Se trata de la única factoría del mundo en la que se ensambla este modelo fuera de Estados Unidos, una vez que Japón dejó de hacerlo hace unos años. Además, Reino Unido se encarga de en torno al 15% de la producción de estos aviones, medido por su valor global, y Alemania también acordó en 2023 fabricar fuselajes centrales del modelo en su territorio, en una operación ligada a su encargo de 35 unidades que implica a la compañía Rheinmetall.
Una flota europea de 650 cazas norteamericanos
En cuanto al número de países europeos que se han comprometido con el programa F-35, de momento son 13 los que lo han adquirido. Cinco de ellos participan de hecho directamente en el programa liderado por EEUU de este avión de combate. Se trata de Reino Unido (74 unidades encargadas), Italia (115), Noruega (52), Países Bajos (52) y Dinamarca (27). Los otros ocho que también han optado por adquirir el modelo son Polonia (32), Grecia (40), Finlandia (64), Suiza (36), Alemania (35 en principio, aunque ya expresado su intención de adquirir ocho más y llegar así a los 43 aviones), Bélgica (34), la República Checa (24), y Rumanía (48). En total, estas operaciones suponen que en la próxima década (2030) llegará a haber una flota europea de más de 650 F-35 operativos. Portugal también podría sumarse a este listado, pese a que su Gobierno reveló unas semanas que estaba buscando posibles alternativas. Y España igualmente se encuentra entre los potenciales compradores, aunque de momento no se ha realizado ningún anuncio en este sentido.